sábado, 7 de octubre de 2017

Varsovia una ciudad que sorprende

Desde hacía tres años no compartía ningún relato ni tampoco ninguna crónica de los viajes que he hecho. Trataré de ponerme al día con ello. En mi perfil de facebook publiqué recientemente tres álbumes de fotos del último viaje que hice. Comenté sobre los campos de concentración en Cracovia, de los héroes judíos en la polonia hitleriana y de las minas de sal, un patrimonio único que muestran con orgullo los polacos, pero no les hablé (aunque si comenté someramente) sobre las dos ciudades que visité y mi visión de ellas. Aquí trataré de hacer un resumen de ese viaje. 

Polonia no es un sitio que muchos dirían voy a visitar, más que nada porque la gente desconoce el progreso económico y el crecimiento que como ciudad ha tenido en los últimos años. Hasta hace poco Varsovia era una ciudad gris y en proceso de reconstrucción y la mala visión que tienen de la capital algunas personas (tengo varios amigos polacos que han huído de la crisis económica de su país y sus recomendaciones no son muy favorables) opaca cualquier belleza de otras ciudades "si la capital está como está, imagínate como serán las otras ciudades", decían. Pero luego de este viaje, les he invitado a regresar, aunque sea como turistas, a su país. Creo que no hay peor publicidad que se le pueda dar a un sitio turístico que los mismo lugareños hablen mal de él. 

Reconozco que mi mayor interés fue visitar los campos de concentración y la curiosidad que me despertó una ciudad como Cracovia que, al verla en un reportaje televisivo, me hizo recordar otras ciudades medievales europeas que he visitado. Así que me propuse ir a Polonia a cumplir mi deseo de ver in situ un campo de concentración y, de paso, echarle una mirada a la ciudad. Mi primera grata sorpresa fue que como destino turístico es un viaje que sale barato. El cambio de euros a zlotys te favorece un montón. Así que decidí no sólo ir a Cracovia, sino también a Varsovia por aquello de que es la capital del país y a mi entender debe ofrecer algo más que una ciudad reconstruida. 

El plan fue dos noches en Varsovia y tres en Cracovia y en ambas ciudades me quedé corto. Mi primera parada fue la capital. Y mi primera impresión fue buena. Un aeropuerto grande, servicios de transporte excelente (aunque yo había reservado un transfer por si acaso), infraestructuras modernas y una vida cosmopolita que quizás uno piense se ve únicamente en grandes urbes. Pero Varsovia la tenía y la disfruté plenamente. Lo único malo y es un llamado de atención, el servicio al público no es muy bueno, caras largas, muy serias y poco amables y lo pude ver en muchos de los establecimientos en los que entré ya sea a comer o a comprar. Aún los polacos tienen esa asignatura pendiente que espero superen pronto.

Varsovia es una ciudad totalmente reconstruida, no tiene nada original (muy poquitas cosas son originales). En la IIWW fue arrasada (yo diría que castigada) por completo por culpa de los nazis y después se convirtió en una ciudad comunista por culpa de los rusos. Quizás de allí viene su fama de ciudad gris y la amargura de mucha de su gente. Pero como el ave fénix comenzó un proceso de reconstrucción en la década de los 70 que poco a poco la ha ido llenando de vida. Sus lugareños se propusieron cambiar la injusta fama adquirida y convertirla en una preciosa reproducción de lo que fue en siglos pasados, a tal punto que su centro histórico fue declarado en los 80 como Patrimonio de la Humanidad por ser "ejemplo único de reconstrucción prácticamente total del conjunto de un patrimonio arquitectónico histórico de los siglos XIII a XX". Ese fue uno de los méritos que vi en la ciudad, el amor de la población hacia su ciudad y sus deseos de convertir a Varsovia en lo que en realidad fue en el pasado.

El centro histórico de Varsovia (Stare Miasto) es el barrio más antiguo de la ciudad. Está limitado por Wybrzeże Gdańskie, a lo largo del río Vístula y por las calles GrodzkaMostowa y Podwale. Es uno de los atractivos turísticos más importantes de Varsovia.



Plaza central de Varsovia donde se ve el Palacio Real y la columna de Segismundo III, uno de los reyes polacos que trajo modernidad a la ciudad de Varsovia en el S. XVI.









Iglesia de Santa Ana uno de los edificios religiosos más ornamentados de la ciudad, con una decoración interior de estilo barroco en tonos dorados. La iglesia original se construyó en el siglo XV, pero la estructura que vemos en la actualidad data de la década de 1770.






Vista desde la habitación del hotel (estaba en el piso 21) de una rotonda bellamente ornamentada. Lo curioso era el cruce de coches y tranvías. Me pareció uno de los sitios más llamativos del lugar.




Esta en una de las edificaciones más altas que hay en Varsovia, se dice que fue un regalo envenenado del gobierno ruso para que los polacos nunca olviden su pasado comunista. Hoy en día alberga diferentes asociaciones culturales y en el punto más alto hay un mirador desde donde se ven los cuatro puntos cardinales de la ciudad.





A lo largo del centro de la ciudad se pueden ver edificaciones de estilo victoriano que le dan un toque de singularidad.







Este fuerte medieval servía como protectorado de la ciudad ante las invasiones bárbaras. Cuentan que lo poco que quedó en pie después de la IIWW fue desmantelado ladrillo a ladrillo y utilizado para otras obras, cuando se propuso la idea de reconstruirlo, buscaron esos ladrillos esparcidos por distintos puntos de la ciudad y los juntaron de nuevo y completaron la edificación con ladrillos similares.


Una de las pocas edificaciones originales que se conservan en Varsovia











 También hay que hacer mención a la gastronomía polaca, la típica sopa Zurek.


Y los Pierogi Ruski (estos eran cocidos, mejor son los fritos)










Las dos noches no dieron para mucho, me quedé con ganas de más. En este viaje a Varsovia también visité el Museo Judío, un estupendo lugar interactivo que te cuenta la historia de la llegada del pueblo judío a Polonia allá por el S. XVII que la convirtieron en el país europeo que más habitantes judíos albergó en su seno, hasta el ya desafortunado holocausto. A tal punto fue la aniquilación de este pueblo en Polonia que, luego de convertirse en una sucursal de los judíos, hoy en día apenas tiene una colonia pequeña que según dicen los guías no pasa de 600 habitantes. 

2 comentarios:

  1. Fantástico! sólo leerte me han dado ganas de ir a Polonia!!!

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  2. Pues deberíamos planificar un viaje para ir a conocer Poznan que me han dicho que también es una ciudad fantástica.

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