domingo, 16 de junio de 2019

La historia de Brody


A Brody lo compramos en un criadero de Yorkshire, cuando apenas tenía tres meses de nacido y estaba recién destetado. Sus primeros meses de vida fueron difíciles porque estuvo enfermo. Se suponía que en el criadero debieron haberle puesto la vacuna de la parvovirosis (de hecho nos dijeron que si lo hicieron, pero en la supuesta “cartilla” que nos entregó el criador, ninguna de las vacunas venían certificadas por un veterinario, lo que nos llevó a dudar de si realmente lo vacunaron o no). Apenas llegamos a casa, lo primero que notamos fue que una garrapata saltó de su pequeño cuerpo, cuando lo revisamos vimos que no tenía una, ni dos, ni diez en un primer momento conté hasta 20, por supuesto tuvimos que aislarlo y limpiar con amoníaco la casa y el coche por si alguna otra había saltado sin darnos cuenta. En menos de un minuto le saqué 10 garrapatas, su cuerpo estaba minado de este asqueroso ácaro. Como no podíamos bañarlo ni darle ningún medicamento antigarrapatas por ser tan chico, le pasamos una gasa mojada en vinagre y bicarbonato varias vecesal día y le sacábamos con las manos las garrapatas. A los dos días, vemos que Brody vomita y hace caca gelatinosa y roja y durante ese día no paró de vomitar ni de hacer caca. Lo tuvimos que llevar de urgencia a la clínica veterinaria pq, aunque tratamos de mantenerlo hidratado con suero, llegó deshidratado y muy malito.


La veterinaria que lo atendió nos dijo que haría lo posible por salvarlo, se quedó ingresado tres días. A partir de ese momento comenzó una carrera para lograr estabilizarlo, hidratarlo y curarlo (el diagnóstico fue un cuadro severo de deshidratación con diarrea por posible parvovirosis). Nos plantearon la disyuntiva de “dormirlo” o darle una oportunidad a sabiendas de que quizás era mínima, escogimos lo segundo. Cuando le dieron el alta, continuó aislado en casa (en sus primeros meses de vida el único espacio que conoció fue el lavadero y la cocina), con tratamiento para la diarrea y las garrapatas y comiendo una dieta especial. Mucha paciencia tuvimos con él para que comiera y se tomara sus medicinas, a veces nos daba una hora entera darle unos cuantos gramos de comida. Pero poco a poco se fue recuperando y al cumplir los seis meses estuvo fuerte y listo para dar su primer paseo en la calle (pero esa historia la contaré en otro momento). Cuando hecho la vista atrás, nos alegra haber tomado la decisión correcta y haberle dado una oportunidad de luchar por su vida, ya no importa el tiempo que nos llevó recuperarlo ni el dineral que gastamos en clínica y medicamentos, lo importante es que él forma parte de la familia y hoy cumple 11 años que entró por primera vez a su casa.

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