Luego de recorrer la Royal Mile, fuimos al punto de encuentro
donde vimos muchos españoles apuntados al tour. La guía era Gina, una chica de
origen chileno, que nos fue llevando por distintos rincones donde se supone
hubo misteriosos asesinatos y surgieron historias escabrosas de esas que ponen
los pelos de punta.


También contó que estudios paranormales realizados en el
cementerio, lo habían señalado como el lugar más activo en este tipo de
fenómenos de todo Edimburgo. Contó que muchas personas después de haber estado
en el cementerio (específicamente en el nicho del abogado Bloody Mackenzie), salían
con moratones y rasguños en sus cuerpos. Se dice que es porque Mackenzie fue un
leguleyo de muy mala leche que condenó a muerte a cientos de personas por
motivos religiosos y estas almas en pena son las que causan estas lesiones.
Explicó
el origen de la frase “Salvado por la campana”, al referirse a que en una
ocasión, un hombre con catalepsia fue enterrado al creerse que había fallecido.
Como el hombre sabía de su enfermedad, pidió que el día que lo enterraran, lo
hicieran con una campana a su lado. El día que este hombre despertó, encerrado
en un ataúd varios metros bajo tierra, empezó a tocar como loco la campana y
estuvo así varias horas hasta que sus fuerzas comenzaron a desfallecer y sentir
que se le iba la vida, estuvo a punto de sucumbir cuando los guardas del
cementerio abrieron el ataúd salvándolo de una muerte segura. De allí surgió el
dicho “Salvado por la campana”. Pero claro, si buscas en Internet encuentras
varias historias parecidas ocurridas en distintos lugares, adjudicándose la
autoría de la frase y al final no sabes tú a quien creer.
El final del recorrido lo terminamos en una de las cuevas subterráneas
que hay en la ciudad y en donde se cuentan muchas historias de personas que
vivieron aisladas encerradas en esas cuevas, sufriendo toda clase de torturas por
los que se hacían con el mando del grupo, convirtiéndose en verdugos. Al
parecer los escoceses de la Edad Media tenían muy malos sentimientos porque se
cuentan barbaridades de lo que hacían. Finalizado el tour pasamos por un
supermercado a comprar algo para la cena y al hotel a refugiarnos porque la
temperatura había bajado a 2 grados y hacía un frío que pelaba.
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