El Cerro del Villar, ubicado en la Desembocadura del Río Guadalhorce, es
uno de los yacimientos fenicios más importantes del Mediterráneo occidental. Abarca
desde el siglo VIII al IV A. C. y sus primeros colonos se asentaron sobre una
antigua isla en pleno estuario del Guadalhorce, ocupando una extensión de 10
hectáreas. Sin embargo, las constantes inundaciones obligaron a estos
habitantes a migrar a tierra firme, dejando tras de sí su ciudad, la cual fue
sepultada por el río Guadalhorce (de allí que los expertos consideren que los
restos se encuentran en perfecto estado de conservación). El abandono de la
isla coincide con la fundación de Malaka, por eso se dice que este pueblo migrante
fue el fundador de la ciudad de Málaga. El yacimiento fue descubierto en 1965 y
hasta el 2003 se hicieron trabajos arqueológicos que fueron paralizados durante
15 años debido a la burocracia administrativa. El año pasado, el Ayuntamiento
de Málaga reactivó estas labores de investigación, financiando estudios de la
zona con georadares, no solo con la intención de seguir desenterrando la historia de Málaga,
sino con miras a crear un parque arqueológico que se pueda visitar. Hasta el momento se ha excavado el 10 por ciento de toda el área
y en ese pequeña extensión de terreno se han encontrado viviendas, comercios,
necrópolis y zonas industriales, lo que ha permitido saber que sus pobladores
fenicios fueron unos florecientes comerciantes de clase media alta y que el
urbanismo responde a un diseño muy regular. También se ha localizado una
vivienda con embarcadero, grandes residencias con hasta doce habitaciones y un
centro alfarero, además de cerámicas y jarrones artesanales que se exponen en
el Museo de Málaga. En 1998, el Cerro del Villar fue declarado Bien de Interés Cultural.
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