Una de las cosas que más disfruto cuando voy a una ciudad es conocer sus leyendas, aquellas que son terroríficas y te hacen pensar ¿habrá sido cierto? Málaga no escapa de tener algunas así y como hablé del Cementerio Inglés en post anteriores, y no quiero que se me quede nada en el tintero sobre este lugar, hay una muy llamativa que sucedió en ese camposanto hace apenas unos años atrás.
Antonio Alcaide fue el último guardián que tuvo el cementerio, murió y fue enterrado en ese lugar que cuidó por años. Dicen que su espíritu sigue cuidando del cementerio pq es su obligación eterna al no haber sido sustituido por otro guardián, luego de su muerte. Pues bien, hace cinco años un grupo de turistas realizaba un tour nocturno con un guía disfrazado de monje, cuando de pronto vieron una luz resplandecer en la zona antigua y boscosa de la necrópolis. Al voltearse, pudieron ver la figura de un hombre con un candil que caminaba renqueando. Los turistas aplaudieron la escena pq pensaron que era parte del show, menos el guía que sabía que no era parte de su tour. El hombre se alejó y cuando los turistas se acercaron al lugar, no hallaron rastros de esa figura a pesar de que la puerta principal estaba cerrada con llave. El guía entró en pánico y tuvieron que suspender el recorrido. Verdad o mentira, no lo sé, pero hace más interesante la visita.
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