A pocas horas de la noche más larga del año, hay algunos ritos que la gente hace durante la celebración de San Juan. Moragas en la playa, saltar la hoguera, mojarse los pies en el mar, lavarse la cara y quemar los malos augurios. Los dos primeros se hacen simbólicamente ante la prohibición de encender fogatas (recién llegado a Málaga aún podían encenderse las hogueras y desde casa veía la humareda que se extendía a lo largo de la playa). Los otros dos ritos son para permitir al agua limpiar el alma o como se dice poéticamente dejar que el mar bese al cuerpo. Anotar en un papel los deseos y quemarlos para que se cumpla es otro de los rituales (al estilo del Espíritu de la Navidad que muchos realizan en Venezuela cada 21 de diciembre). Y, a falta de hogueras, buenas son las cerillas o los mecheros para llevarlo a cabo. Todo esto amenizado con música, jolgorio y actividades en vivo hasta bien entrada la noche. Luego, por la mañana del día siguiente al pasear a Brody, veo los rescoldos de lo que fue para algunos una noche de mucha juerga y demasiadas copas.
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