La semana pasada dije que el
Teatro Alameda cerró sus puertas hasta el 2019, cuando lo re-inaugurarán con el
nombre de Teatro Soho y estará bajo el auspicio del actor Antonio Banderas. No
es la primera vez que este teatro es reconvertido, ni la primera vez que ha
cerrado por reformas. Antes de existir como teatro, existió como sala de cine (a
principios del S. XX) con el nombre de Pascualini. El dueño era Emilio Pascual
y gracias a las recaudaciones en taquilla pudo construirse una casa (que ya no
existe) justo al lado del cine.
Pues bien, esta casa tenía el mote de la casa
de las tres chicas y no porque se tratara de un lugar de citas ni porque solo
vivían mujeres. Cuando existía la peseta, a la moneda de 5 céntimos se le llamaba
perra chica y la entrada de cine más barata costaba 15 céntimos, es decir, tres
chicas.
El señor Pascual con el dinero que ganaba por la venta de las entradas
de 15 céntimos (que eran las más vendidas) construyó su casa y claro, como la
había levantado con las 3 chicas del precio del boleto, los malagueños
inmediatamente la bautizaron como la casa de las tres chicas.
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