Acabo de ver la película Infección de Flavio Pedota y la única referencia que tenía era que se trataba de la primera película venezolana en abordar el tema zombi. Acostumbrado a ver películas y series sobre zombis, debo confesar que ésta me pareció lenta y algunos de sus diálogos más propios de una telenovela que de una producción cinematográfica. Sin embargo, la primera escena me enganchó. Toma de espalda del actor que está en la terraza de un edificio y en la pared del edificio de enfrente, se ve en letras grandes, el grafiti MADURO DICTADOR. Dejando a un lado el tema zombi, esta película es toda una denuncia a la situación de Venezuela.
Hubo cuatro escenas que me parecieron geniales, una, la que acabo de describir; otra, una familia escondida en su casa con el televisor en silencio y la imagen paralizada con la figura del narco presidente Maduro y su barragana Celia Flores y debajo un cintillo que decía “La revolución es vivir” y dos palabras más que ahora no recuerdo. Entran los infectados y atacan a la familia y la última secuencia de esa escena es el televisor en primer plano y de pronto un salpicón de sangre que cae justo en la cara de Maduro, la sangre va chorreándose por la pantalla hasta pasar por el lado de la palabra vivir, tapando las otras dos palabras y dejando la frase La revolución es vivir, toda llena de sangre. Sublime. La tercera escena es cuando el protagonista pasa por un lugar desolado, deshabitado y destruido y detrás de él se ve una valla que dice “Los logros de la Revolución” y la cuarta, los infectados atacan el IVIC (donde estaban buscando la vacuna para curar la epidemia de la infección) y los médicos huyen con unos militares, entre ellos hay una doctora americana enviada por la OMS para ayudar a Venezuela a conseguir “la cura” (las fronteras habían sido cerradas porque el problema de la infección sólo había ocurrido en Venezuela, por lo que aislaron el país). Se produce un enfrentamiento entre el médico director y el militar a cargo porque el primero quería regresar al IVIC a seguir investigando y el militar había sido encomendado a protegerlos y llevarlos al Fuerte Tiuna. El médico se dirige a la doctora americana para decirle que convenza al militar de llevarlos de nuevo al centro de investigación, porque de seguro un equipo médico de la OMS vendría ayudarlos, pero la doctora le dice que no, que las fronteras están cerradas y que no vendrá nadie, " nos han dejado solos", dice (¿cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia?).
Ya, al final de la película, cuando terminan los créditos, anuncian que las fronteras han sido abiertas y que se ha producido una migración de venezolanos a los países vecinos, entrevistan a varias personas y pareciera que estuvieran hablando del éxodo que hemos vivido en los últimos dos años, con la salida de millones de venezolanos a causa de la situación social, económica y política de Venezuela (hay uno que dice que tardó 8 meses en conseguir su pasaporte y comenta con mucha amargura que él no está infectado, que está limpio. Hay una pareja que dice que es mejor que los venezolanos se queden en su país. Otro chico relata que estuvo casi un año caminando hasta reencontrarse con su familia), pero no, todos se referían al éxodo provocado por la "Infección". Como dicen en España brutal, sencillamente brutal.
No sé si esta película se hizo con fondos privados o fue subvencionada por el Estado (si fue así, menudo golazo les metió) y no sé si el director ha realizado otras películas antes o después de esta (mis 22 años fuera de Venezuela han hecho que prácticamente no conozca a la nueva generación de actores y directores venezolanos, de hecho la única actriz que conocía de todo el reparto era Francis Rueda), lo que sí sé es que el relato de Infección está lejos de ser ficticio.
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