lunes, 2 de marzo de 2020

Dos tradiciones malagueñas en Carnaval

Hoy, como cada año y tras haber disfrutado del Carnaval de Málaga, haber elegido a sus dioses y contemplado el desfile de disfraces, llegó la hora de despedirlo. Hay dos tradiciones en Málaga que se realizan en la octavita: la Gran Boqueroná y el Entierro del Boquerón. De la primera tradición hay una historia que se remonta a cuando los frailes victorianos llegaron a Málaga después de la Reconquista. Estos frailes franciscanos tenían como norma alimenticia no comer carne y su dieta consistía en pan, agua, legumbres y algo de pescado. Para ello bajaban hasta la saca del copo y conseguían que los pescadores les cedieran de sus redes, los pescados más pequeños y estos eran los ahora apreciados boquerones. Los presentaban a la mesa unidos por la cola, pues en el cristianismo primitivo era un símbolo de unión. A este plato se le llegó a llamar boquerones victorianos y de ahí la creencia de que estos frailes fueron los inventores del manojito de boquerones que ahora se reparten cada año para despedir el carnaval.

La otra tradición en la octavita de carnaval es el Entierro del Boquerón. El origen de esta tradición es común a los Entierros de la Sardina que se realizan en otras Comunidades Autónomas (CCAA), es decir, es una ceremonia para anunciar la finalización del carnaval, mediante un desfile que parodia a un cortejo fúnebre y que termina con la quema de la Sardina para “restaurar” el orden subvertido por los días de fiesta. A diferencia de otros lugares, en Málaga se sustituye la sardina por un boquerón (pez típico de esta provincia) y el entierro se realiza el domingo siguiente al domingo de carnaval (en otros sitios lo suelen hacer o bien el miércoles de ceniza o bien en su víspera o, incluso, hay CCAA como Murcia que lo posponen para después de la Semana Santa).

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