Otra leyenda que comparto es La Sirenita de Copenhague, uno de los símbolos más importantes de la capital danesa. Es una estatua de bronce de poco más de un metro de altura que donó Carl Jacobsen (el fundador de la marca de cerveza Carlsberg) a la ciudad en 1913. Está situada en la bahía del puerto sobre una roca de granito. Esta estatua fue un homenaje que le hizo la ciudad a uno de sus escritores más famosos: Hans Christian Andersen. Precisamente su cuento de La Sirenita (que Disney popularizó en una película animada) se basa en esa leyenda. Una sirena se enamoró de un príncipe al que rescató de morir ahogado en una tempestad. Renunció a su condición de sirena y a su propia existencia por amor. La estatua es una sirena contemplando melancólicamente al mar. Dicen que si miras al mar fijamente como ella, sentirás la misma melancolía. Dos datos curiosos de la estatua: la modelo original se negó a posar desnuda, por lo que el escultor recurrió a su esposa para esculpir el cuerpo, la estatua es una mezcla de personas porque tiene el rostro de la modelo contratada y el cuerpo de la mujer del escultor. El otro dato es que la primera y única vez que movieron la estatua de su lugar fue en 2010 para llevarla a la Exposición Universal que se realizó en Shanghái, del resto ha permanecido más de 100 años sentada a la orilla del Báltico contemplando el mar.
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