El
Puente de Carlos de Praga está relacionado con varias leyendas, entre ellas una que hace
alusión al famoso San Juan Nepomuceno, muy querido entre los católicos checos. San
Juan Nepomuceno (siglo XIV) era el confesor de Sofía de Bavaria, reina de
Bohemia. Su marido, el rey Wenceslao IV, sentía celos y desconfiaba de su
mujer, entre otras cosas por la diferencia de edad que los separaba. Cuando le
pidió a Juan Nepomuceno que le contara los secretos que le confesaba su mujer y
éste se negó a romper el secreto de confesión, el rey Wenceslao le cortó la
lengua y lo echó al río Moldava desde el Puente de Carlos. De esta manera se
convirtió en el primer santo en recibir martirio por guardar el secreto de
confesión. Hay una escultura de Nepomuceno junto a la Reina Sofía y a un perro,
dicen que si frotas las figuras varias veces volverás de nuevo a Praga (yo lo
hice y hasta ahora no he vuelto a ir y eso que Praga es una ciudad de cuentos de hadas).
La otra
leyenda o tradición relacionada con Juan Nepomuceno se halla en una escultura
parecida a un pequeño atril que se encuentra en el puente de Carlos. En él podemos
ver al mártir cayendo al vacío rodeado de una aureola de cinco estrellas y un
botón de cobre en el suelo. La tradición dice que deben tocarse las 5 estrellas, cada
una con un dedo de la mano y el botón del suelo con el pié, al mismo tiempo que
se formulan 5 deseos. De todos estos deseos, sólo uno se hará realidad. Yo lo
hice y mi deseo se cumplió, pero creo que fue más por mis constancia que por
sólo desearlo. Dicen que un buen método para que el deseo que se cumpla sea el
que más nos interesa, es desear otras cuatro cosas imposibles, para que lo
realmente deseado sea más fácil de lograr. Truquillos de expertos.
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