La provincia de Málaga tiene una importante tradición repostera. En cada uno de los municipios malagueños es posible encontrar algunos dulces (o versiones de ellos) asociados con la Navidad o el Día de Reyes, como los mantecados, roscos de vinos, turrones o roscón de reyes. Hoy hablaré del rosco de vino, dulce típico en forma de rosquilla que se elabora con harina, manteca, almendras, azúcar, ajonjolí, clavos, canela y un toque de vino dulce malagueño. Su origen es desconocido, se cree que es otra aportación culinaria de los árabes (aunque muchos lo dudan porque este dulce también es muy típico en Castilla-La Mancha, una de las regiones más castellanas de España). En casa es uno de los fijos que compramos cada año por estas fechas y lo hacemos en un establecimiento muy tradicional como lo es el obrador Aparicio, una confitería fundada en 1941 y que se ha convertido en referencia de la repostería tradicional de la ciudad. Así que antes de que terminen estas fechas festivas (en Málaga, como en muchas otras partes, la Navidad se extiende hasta el Día de Reyes, fecha, si se me permite decirlo, los malagueños celebran con más ilusión que la Nochebuena), voy apurar los últimos roscos de vino que me quedan para comenzar, una vez más, mi “dieta”.
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