Las Torrijas son un dulce típico de la época "semanasantera" de España. Hay versiones diferentes en cada región y las malagueñas son las que se bañan en vino moscatel antes de freírlas o bien se rellenan de crema (esta idea surgió de la pastelería Aparicio en 1941 y desde entonces se hizo popular en Málaga). Pan, leche, huevos, azúcar y poco más sirven para elaborar una receta de torrijas. Se dice que su origen data del S. I d.C., cuando los romanos aprovechaban los restos de pan duro de la despensa y los mojaban en leche (a veces en vino) y luego los freían y rebozaban en azúcar, produciendo un postre sorprendente. Antes de surgir la palabra torrija, a este postre se le llamaba “revanadas de parida”, según la tradición sefardí, porque normalmente lo elaboraban para festejar el nacimiento de un hijo. La palabra torrija (más bien torreja, derivada de torrar que significa tostar y que con el tiempo el uso costumbrista sustituyó la e por la i) no se usó hasta bien entrado el S. XV, cuando el poeta, músico y autor teatral español Juan del Encina, la usó en un villancico para describir los regalos que llevaban unos pastorcillos a Jesús recién nacido y a su madre, convirtiéndose en una práctica hacer este postre durante las Cuaresmas.
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