A la luz de las protestas que se vienen realizando en Ecuador o las que se han hecho en Venezuela y en otros países del mundo, donde lamentablemente han sido asesinados manifestantes por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, Málaga también tiene cicatrices de este tipo y héroes anónimos que en la España posfranquista lucharon por conseguir libertades aún reprimidas. Una de esas huellas está en la esquina en las que convergen las calles Alameda de Colón y Comandante Benítez. Allí hay una placa conmemorativa en recuerdo de la muerte de Manuel José García Caparrós. Había pasado muchas veces por esa esquina y solo había reparado en el monolito de la Junta de Andalucía (medio tapado hoy día por las obras del metro) donde se hace mención a ese suceso, pero no en la placa conmemorativa colocada en 2017 en lo alto de la esquina para recordar que hace 40 años (ahora ya 42) un sindicalista de dieciocho años fue abatido por disparos al aire de la Policía Armada en la manifestación del 4 de diciembre de 1977 para exigir la autonomía (que no la independencia como confundió o pretendió engañar el político de la coleta) para la región. ¿Cuántas placas debería haber ya en Venezuela por la muerte de tantos jóvenes que al igual que García Caparrós se manifestaban? Esta esquina, cerca del centro histórico de la ciudad, es lugar de la Memoria Democrática de Andalucía.
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