Júzcar, casi tres siglos
antes de convertirse en el pueblo pitufo, fue conocida por tener la primera
fábrica de hojalata de España. La fábrica comenzó a producir a mediados del año
1731 y fue bautizada con el nombre de “La nunca vista en España Real Fábrica de
Hoja de lata y sus Adherentes, reinando los siempre invictos monarcas y
Católicos Reyes don Felipe V y doña Isabel de Farnesio” (aunque después se
conoció simplemente como la Real Fábrica de Hojalata San Miguel). Sus primeros
dueños escogieron ese lugar por la riqueza maderera de la zona, indispensable
para la fabricación del carbón vegetal muy usado en las fundiciones de aquella
época. Sin embargo, su andadura duró poco y a partir de 1774 la fabricación de
hojalata cayó en desuso hasta su completa desaparición y abandono de su
edificación.
En 2002, los actuales dueños (propietarios del viñedo que circunda
la zona) comenzaron un minucioso trabajo de restauración de todas y cada una de
las instalaciones que albergó la antigua fábrica. Durante sus años de producción se
creó alrededor de ella toda una serie de servicios que no existían por ser
aquélla una zona totalmente despoblada. Se levantó una capilla, un dispensario
y viviendas para sustentar a los 200 empleados que trabajaron allí. Esta
restauración no sólo recuperó un paisaje industrial ligado al primer alto horno
que tuvo España en el S. XVIII, sino que también recibió el premio Hispania
Nostra 2018 a las buenas prácticas para conservar un patrimonio que fue factor
de desarrollo económico y social.
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