En 2011, los productores de
la saga “Los Pitufos” buscaron instalaciones en España para realizar el lanzamiento
de sus películas en Europa. Una de las opciones que surgió y que a la larga
aceptaron fue pintar de azul las casas de un pequeño poblado (de apenas 228
habitantes) llamado Júzcar. Esta pedanía al pie de la Sierra de Ronda, rompió
con el clásico color blanco característico de los pueblos de las sierras
malagueñas y a partir de entonces pasó a llamarse el pueblo Pitufo. Durante
seis años disfrutaron de los beneficios económicos que la marca les brindaba, abrieron
bares y tiendas y recibían un promedio de 50 mil visitantes cada año, hasta que
en el 2017 los dueños de estos personajes animados exigieron un porcentaje
mayor de los ingresos que recibía la localidad y al no llegar a un acuerdo, el
pueblo perdió todos los derechos de uso del nombre de los pitufos.
Sin embargo, el azul sigue dominando Júzcar y ahora se llaman la Aldea Azul. La Diputación de Málaga invirtió 300 mil euros para reconvertirlo en un lugar de aventuras con dos tirolinas que atraviesan la localidad, puentes tibetanos, un rocódromo y pasarelas en suspensión y así mantener el turismo que generó cuando aún era el pueblo pitufo.
Sin embargo, el azul sigue dominando Júzcar y ahora se llaman la Aldea Azul. La Diputación de Málaga invirtió 300 mil euros para reconvertirlo en un lugar de aventuras con dos tirolinas que atraviesan la localidad, puentes tibetanos, un rocódromo y pasarelas en suspensión y así mantener el turismo que generó cuando aún era el pueblo pitufo.
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