A comienzos del XIX, la
calle Álamos en el centro de Málaga era una de las de más lustre de la ciudad.
En ella vivían personajes de la aristocracia malagueña. En una de estas
mansiones de la burguesía, de tres plantas, la que hoy luce el número 41, una
familia decidió adornar dos de sus salones del primer piso con las pinturas al
estilo de Pompeya y Herculano, extraídas las excavaciones llevadas a cabo
décadas antes en Italia por el rey español Carlos III.
Dos siglos más tarde, el
colorido estilo neopompeyano ha salido a la luz en esta casa de Málaga
construida en el XVIII y ha sido posible gracias a las obras de reforma para
convertirla en un hotel. Han aparecido dos salones con tres grandes pinturas
murales al temple con paisajes y escenas costumbristas de la época. Las
pinturas aparecieron debajo de muchas capas de revestimiento de cal y una de
ellas ha sido destruida (antes de ser descubierta) al picar la pared. Las otras
dos se conservan en relativamente buen estado, habrá que ver ahora el destino
que les depara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario