La sonrisa de mi madre
siempre fue para mí un aliciente que me ayudó en momentos en que me sentía
aislado o indefenso, cuando creía que la carga era muy pesada de llevar o no me
sentía capaz de hacerlo. Siempre fui muy inseguro (quizás acomplejado) pero el
sólo hecho de tener a mi madre y verla luchar y no perder la sonrisa me hacía
pensar que todo se puede sobrellevar. Me encanta esta foto (no sé si a mi
sobrina le gustará), pero detrás de su llanto está la sonrisa de la abuela, con
la única nieta que pudo conocer, tener en sus brazos, besar y mimar. Lamento que
mis otros tres sobrinos no hayan tenido la misma oportunidad de conocer a su
abuela Gladys, estoy seguro que hubiera sido de gran ayuda para mis hermanas,
por su experiencia y, sobretodo, por el inmenso amor de madre que siempre tuvo.
Así como yo estoy orgulloso de mis cuatro sobrinos, ella también hubiera sido
una abuela súper orgullosa de sus nietos. Pero la vida te sorprende y a veces
para mal y por muchas explicaciones que le pidas, nunca te las da, sólo queda
resignarse y vivir con la esperanza de ser lo suficientemente digno de volverte
a encontrar más allá de esta vida mortal con ese ser que has amado y que te ha
amado con locura. Hoy cumples 27 años que te marchaste, los mismos años que
tenía cuando mis hermanos y yo te despedimos. He pasado la mitad de mi vida sin
ti y aún te lloro, quizás porque sin tu sonrisa no me siento seguro en este
mundo y todas mis debilidades se manifiestan, te lloro porque no has podido ver
mis éxitos ni consolarme en mis fracasos, te lloro porque cuando se ama tanto a
alguien, ese alguien nunca deja de
existir en tu vida y su ausencia duele. Pero quiero homenajearte con una
sonrisa, una sonrisa enjugada en mis lágrimas para decirte que te extraño y no
me da vergüenza llorar con 54 años porque a tu lado, junto a tu recuerdo, aún sigo
siendo un niño.
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