A raíz de la información aparecida en el periódico francés Le Monde, donde indica que Málaga es una de las cinco ciudades europeas que se deberían visitar en el 2020, retomo mis publicaciones sobre Málaga hablando de Antequera, un municipio al que he ido muchísimas veces y en el que siempre hay algo nuevo por descubrir. Está a 40 minutos de la capital y su nombre procede de la antigua ciudad “Antikaria” que ocuparon los romanos durante su hegemonía sobre la península ibérica, luego pasó a ser “Antaquira” cuando los árabes dominaron toda la región andaluza y “Antequera” después de la conquista de los reyes católicos.
De su pasado se conserva un extenso patrimonio arqueológico y arquitectónico, destacando el conjunto de dólmenes de Menga, Viera y El Romeral (de los que publiqué información hace ya algún tiempo), el Peñón de los Enamorados (una de las primeras publicaciones que compartí), ubicado en un importante yacimiento orográfico, así como numerosas iglesias, conventos y palacetes de distintas épocas y estilos. También destaca el paraje natural de El Torcal (del cual hablé también en publicaciones pasadas), famoso por las caprichosas formas de sus rocas calizas, que conforman uno de los paisajes kársticos más importantes de Europa.
Antequera fue uno de los centros ligados a los inicios del nacionalismo andaluz, donde se redactó la Constitución Federal de Antequera en 1883 y se acordó el llamado Pacto Autonómico de Antequera en 1978, que condujo a la consecución de la autonomía para Andalucía. Compitió por ser la sede del gobierno central andaluz, pero perdió la votación con Sevilla la actual capital de la Comunidad Autónoma. Un estupendo lugar para visitar y conocer.
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