El otro día leí en la camisa de un señor la frase “La Felicidad también se entrena” y pensé que en un mundo en donde nos estamos acostumbrando a vivir más situaciones malas que buenas, se hace necesario que entrenemos para ser felices. ¿Cómo se hace? No lo sé, la frase era de un gym e indudablemente iba dirigida a que la gente busque la felicidad haciendo ejercicios en un gimnasio (créanme yo lo he intentado muchas veces y no termino de hallarla allí), pero en la vida real creo que el paso de los años te va dando la perspectiva de restarle importancia a las cosas que nos preocupan más de jóvenes y sumarla a otras que creemos que no son tan importantes pero que a la larga son las que nos hacen sonreír. La felicidad consiste en ir quitándote lastres de encima y disfrutar con lo que haces, pero especialmente con lo que tienes y cuando ya no disfrutas cambiar a otra cosa que vuelva hacerte sonreír. Por eso hay que entrenar porque es un sentimiento que nos tendrá buscándolo en cada etapa de nuestras vidas y las motivaciones siempre serán distintas. Sólo espero que seamos capaces de ser verdaderamente felices porque nunca será demasiado tarde para entrenar esa felicidad.
La foto es uno de esos tantos amaneceres que he contemplado en mis caminatas por el Paseo Marítimo.
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