Uno de los puntos neurálgicos y de obligatorio paso del centro histórico de Málaga es la Plaza del Obispo. Ubicada frente a la fachada principal de la Catedral y el Palacio Episcopal (del que toma su nombre), su construcción se remonta posiblemente a la época musulmana, pero adquirió importancia cuando finalizaron las obras de la fachada de la catedral y se construyó el palacio del obispo. Está circundada también por dos importantes edificaciones señoriales diseñadas por reconocidos arquitectos de la época. En el centro tiene una fuente que data de 1785 y que en su momento sirvió para proveer agua a la ciudad traída a través del acueducto de San Telmo (del que hable en pasadas publicaciones). Antes de someterla a una reforma en 1998, la fuente estaba rodeada por una jardinera que sustituyeron por una base de mármol a modo de escalón. Hoy día la rodean restaurantes con terrazas que atraen a malagueños y visitantes para pasar un rato agradable contemplando el colorido de las edificaciones, el paso de la gente y la majestuosidad de la catedral, especialmente en época estival.
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