El 23 de junio (hoy) es la víspera de San Juan y en este día
es típico en Málaga ir a la playa y encender fogatas a la orilla del mar (hoy día está prohibido por ley y los Ayuntamientos organizan la quema de un júa para
celebrar esta noche). Los malagueños, especialmente los jóvenes, se reúnen alrededor
del fuego para festejar la llegada del verano en la que es considerada la noche
más mágica y corta del año. Se trata de una fiesta muy popular en la provincia,
a la que acuden numerosos visitantes. A esa fogata se le conoce como Moraga y
allí queman un Júas (Judas) que es un muñeco de trapo que representa algún
personaje caracterizado de forma burlesca. Bien, no pretendo hablar de la
fiesta en sí sino del origen de la palabra Moraga, nombre que se le da a esta
fiesta (la Moraga de San Juan). Esta palabra procede del mozárabe y árabe
hispánico «mawráq» que quiere decir asadura para rellenar embutidos. En
Andalucía se usó cuando se asaba a fuego de leña y al aire libre algunos frutos
secos, pescados y carne. Los pescadores, tras la recogida de las redes, se
reunían alrededor de la “moraga” para tocar música y ambientar la hora de la
comida mientras se hacía al fuego la pesca que habían traído del mar. Con el
tiempo, esa fogata empezó a usarse para quemar algo “impuro” para purificarlo y
al ir convirtiéndose en un momento festivo, se empezó a quemar un “Júa”.
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