Es curioso conocer el origen del Carnaval en Málaga. Se pudiera pensar que
tuvo un origen común al resto del mundo, pero lo cierto es que se remonta a
principios del siglo XVI, cuando el Cabildo de la Catedral malagueña autorizaba
en el día de San Nicolás y en el día de los Santos Inocentes, una representación
realizada por los niños del coro de la iglesia. Estos se vestían con los
atuendos del obispo y durante la celebración, el niño vestido de obispo dirigía
el ceremonial de la Catedral con la ayuda de los otros niños del coro, formando
una corte carnavalesca. Todos ellos parodiaban las ceremonias religiosas dentro
de la Catedral y la acompañaban con danzas y cánticos litúrgicos y los
asistentes vestían máscaras y disfraces. Sin embargo, debido a desórdenes
durante la procesión y a irreverencias en el interior de la Catedral, se
suspendió esta fiesta.
No fue sino varios siglos después que la retomaron entre
el XVIII y la primera mitad del XIX, pero esta vez cobró fuerza su celebración en
las calles y en el Teatro Principal. En 1863 surge en Málaga la copla
carnavalesca, principal diferenciación del carnaval andaluz frente a otros
carnavales, como un medio jocoso y divertido para la expresión popular de
opiniones y pensamientos que aún hoy continúa evolucionando (de allí surgieron
las Chirigotas, las Murgas y las Comparsas). El Carnaval en Málaga continuó
intermitente hasta 1936, suspendiéndose después de la Guerra Civil Española. En
1980 se retomó esta tradición, la cual continúa vigente hasta el día de hoy
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